Josep Margenat encargó el proyecto a Domènech i Montaner debido a la prematura muerte de su primogénito con sólo veintitrés años.
En la capilla, de planta cuadrada y de reducidas dimensiones, puede observarse una decoración escultórica que representa motivos religiosos y naturalísticos con diferentes variedades vegetales y animales. Es una de las obras menos conocidas de Domènech.