Cuando estaba trabajando en el edificio del Seminario pontificio de la Compañía de Jesús de Comillas, a Domènech i Montaner le encargaron el proyecto de reforma del Cementerio Municipal de San Cristóbal de Comillas. El conjunto monumental, en perfecta simbiosis entre el paisaje de la cornisa cantábrica y las ruinas de la antigua iglesia parroquial, está presidido por la magnífica escultura de un ángel exterminador hecha por Josep Llimona en 1895. El elemento más decorativo es la monumental portalada principal cubierta por un arco de medio punto inscrito bajo un tejado a dos aguas. El cementerio está rodeado por una valla de piedra decorada con pináculos rematados con cruces, siguiendo los desniveles del terreno.
C. las Paserucas, 25
El Cementerio suele estar abierto para su visita hasta el anochecer.