Situado sobre una loma con vistas al mar a unos dos kilómetros del centro urbano, el lnstituto Pere Mata de Reus es un bellísimo conjunto monumental. Es considerado un serio precedente del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, que sigue la distribución en pabellones con jardines, también llamada à village, que se había impuesto en Francia.
Cuando un grupo de prohombres reusenses, liderados por el médico Emili Briansó, decidieron construir un recinto abierto e higiénico donde los enfermos mentales pudieran vivir en buenas condiciones, llamaron a Lluís Domènech i Montaner. No era casual. El arquitecto era amigo del intelectual y bibliófilo catalanista Pau Font de Rubinat, uno de los promotores del proyecto. Pau Font le había actuado com tesorero en las Bases de Manresa (1892), de las que Domènech fue redactor, y cuando el arquitecto iba a Reus a hacer visitas de obra a menudo se alojaba en casa de Font.
De entre los seis edificios originales del Instituto Pere Mata destacan el pabellón de servicios generales y el llamado “pabellón de los distinguidos” -popularmente “de los hombres ricos”- terminado el año 19O8 y que actualmente se destina a la organización de actividades culturales. Del pabellón de servicios generales resalta la torre de 30 metros de altura con un característico cupulino, un antiguo depósito de agua como el del Castell de los Tres Dragons de Barcelona, que se ha convertido en una de las imágenes emblemáticas del lnstituto.
De todos los pabellones hay que remarcar las fachadas en ladrillo visto y el intenso programa decorativo con algunos bellísimos diseños en hierro forjado -rejas florales para las ventanas y barandilla cornisa del pabellón “de distinguidos”-, en piedra trabajada -destacan los bonitos capiteles, denominados domenequianos, de flores y hojas- y plafones cerámicos de Josep Triadó y Lluís Bru. EI valenciano Lluís Bru i Salellas, escenógrafo y mosaicista y asiduo colaborador de Domènech, viajó a Venecia, aconsejado por el arquitecto, para mejorar el aprendizaje en la técnica del mosaico. Toda la simbología se basa en alegorías de la curación de los pacientes en lenguaje modernista: temas florales, vegetales y otras formas de la naturaleza; heráldica medieval y simbología catalanista.
En el pabellón de los distinguidos, el n.º 7, el conjunto de las estancias comunes da la sensación de haber sido diseñado como un hotel de lujo, con grandes salones e incluso sala de billar, todos con lámparas diseñadas por Domènech y muebles de Gaspar Homar. Y, aun así, Domènech fue sutil en el momento de pensar en las especiales necesidades de los enfermos mentales: camufló rejas a la estructura de apoyo de los vitrales, redondeó barandillas y escaleras para evitar accidentes y utilizó baldosas de fácil limpieza en las paredes del comedor.