Lápida de mármol blanco diseñada por Lluís Domènech i Montaner para su hijo Lluís, que murió cuando tenía año y medio. Destaca su sencillez, con una cruz potenciada y la inscripción con letra gótica domenequiana.
Panteón sencillo de piedra donde destaca el altarcito de mármol blanco del escultor Josep Llimona, que representó al Santo Cristo rodeado de un doseret de rosas blancas.
Panteón de planta cuadrada, con un zócalo de sillares de piedra, rematado con unas almenas sencillas. La obra no se finalizó.
Panteón de planta rectangular de aire románico y con un tejado rematado con una cúpula recubierta de mosaico cerámico. Destacan las esculturas alegóricas de los evangelistas en las cuatro esquinas, obra de Pau Gargallo, y la reja de la puerta de entrada, diseñada por el propio arquitecto.