Lluís Domènech i Montaner nació el 27 de diciembre de 1849 en la calle Ferran de Barcelona. Estudió en la Universidad de la misma ciudad, donde en 1870 obtuvo la licenciatura de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Después se marchó a Madrid para matricularse en la Escuela Superior de Arquitectura, donde obtuvo el título de arquitecto el 13 de diciembre de 1873.
En la ciudad de Barcelona es donde se encuentra la mayor parte de la obra de Domènech, incluidas las dos obras declaradas Patrimonio de la Humanidad: el Hospital de Sant Pau y el Palau de la Música Catalana.
En Barcelona Domènech desarrolló su actividad académica, especialmente en la Escuela de Arquitectura, de la que fue profesor y director. También destacó con una prolífica actividad política, desde su contribución a la redacción de las Bases de Manresa, hasta su labor como diputado en el Congreso por Barcelona. Además, tuvo una intensa vida cívica, por ejemplo en el Ateneu Barcelonès, del que fue elegido presidente en varias ocasiones, o en el Centre Excursionista de Catalunya, desde donde lideró el redescubrimiento del patrimonio artístico de Catalunya.
Com llegar: Metro L1 Arc de Triomf
El edificio no está abierto al público, y es una de las sedes científicas del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona que custodia las colecciones de zoología y las de geología, centraliza la actividad de investigación científica y gestión de los fondos de las colecciones, así como los servicios necesarios para preservar, documentar y estudiar este rico patrimonio.
Si fue construido como Café-Restaurante de la Exposición Universal de 1888, ¿por qué se le llama el Castillo de los Tres Dragones? Pues porque su aire medievalizante sintonizaba con una obra de teatro satírico de Serafí Pitarra que en aquella época se estaba representando con gran éxito en Barcelona, una obra que precisamente se llamaba El Castell dels Tres Dragons. Con este motivo hay tres dragones hechos en plancha de metal en la entrada del recinto del edificio, desde el interior del parque.
La Exposición Universal de 1888 fue una gran oportunidad para los jóvenes arquitectos del momento de realizar obras grandiosas. Domènech i Montaner hizo dos: el Gran Hotel Internacional y el Café-Restaurante, popularmente llamado, como ya hemos explicado, Castell dels Tres Dragons. Actualmente sólo se conserva el segundo de los dos edificios, que alberga dependencias del Museo de Ciencias Naturales, y está situado en el Parque de la Ciutadella. El Gran Hotel tuvo que derribarse una vez terminada la Exposición Universal, ya que el solar donde se había levantado sólo estaba cedido en préstamo por un ministerio mientras durara el evento. El Café-Restaurant corrió mejor suerte y alojó un taller experimental donde Lluís Domènech y Antoni M. Gallissà reunieron a muchos artesanos y artistas que querían investigar sobre oficios tradicionales y antiguos para revitalizar las artes decorativas: vidrieros, metalistas, ebanistas, escultores, mosaístas, ayudando a crear la muy buscada arquitectura nacional que Domènech ansiaba desde sus inicios, tal y como escribió en su famosísimo artículo «En busca de una arquitectura nacional», publicado en La Renaixença el 28 de febrero de 1878.
Aparte de la estructura geométrica con torres en los ángulos, los elementos más característicos que definen la decoración del edificio del Café-Restaurante son los muros de ladrillo liso, y el friso de escudos heráldicos en blanco, con pinturas en azul de Alexandre de Riquer y A. Mestres, que rodean las fachadas. Otros elementos decorativos son la forja de hierro trabajada en láminas planas y recortadas (que experimentaba simultáneamente en el Ateneu de Canet) colocadas en el cupulino y la cerámica vidriada que lo recubre. El interior es una gran caja vacía a doble altura que albergaba el restaurante en los bajos y el café en el primer piso. El techo artesonado -en semipenumbra debido a la luz que entra por los laterales- no se acabó de pintar, y en él destacan las grandes bóvedas -cintras- metálicas dejadas a la vista, a conjunto con las barandillas del gran balcón. De la época se conservan las lámparas de flores en guirnalda alrededor de las columnas, y las vidrieras. La escalera, con sus paredes con oberturas arabizantes y la barandilla de hierro, fue uno de los elementos considerado como más moderno.
Com llegar: Metro L3 Liceu o Drassanes
En la antigua Fonda España todavía se puede comer o cenar en el mismo ambiente que a Domènech le valió el Premio del Ayuntamiento al mejor establecimiento en 1902. Domènech decoró los tres comedores de la planta baja de un edificio que ya existía (dos exteriores y uno interior). Lo hizo con dos grandes colaboradores que enriquecieron el trabajo del arquitecto situándolo en un nivel de calidad muy alto: Eusebi Arnau -con la colaboración de Pau Gargallo- esculpió la magnífica chimenea de alabastro del comedor exterior izquierdo, visible desde la calle a través de las puertas de cristal, donde también hay una columna de piedra rosada trabajada en temas florales; y el pintor Ramon Casas, por su parte, realizó los bonitos esgrafiados de tema subacuático –sirenas y peces– del comedor interior, iluminado con una luz muy difundida que filtra una claraboya artesonada, similar a la que ilumina la zona interior de la tienda de la Casa Navàs, en Reus. Como base del paisaje marino figura el ingenioso arrimadero-perchero de madera, una pieza de diseño muy cuidado con medallones cerámicos de color azul, representativos de la heráldica de las provincias de España, una muestra de los cuales se encuentra en la Casa museo de Canet de Mar. En el comedor anterior derecho destaca el arrimadero de mosaico de tipo romano con tema floral y heráldico.
Los comedores que decoró Domènech i Montaner hace casi 100 años siguen haciendo su función original como restaurante, abierto de miércoles a sábado.
Tel: 935 50 00 10
www.hotelespanya.com
Calle del Palau de la Música, 4-6
Cómo llegar: Metro L1 i L4 Urquinaona
El Palau de la Música Catalana es la obra más representativa e internacionalmente reconocida de Domènech i Montaner, catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y como Monumento Historicoartístico de interés Nacional en España.
Es la manifestación culminante del Modernismo catalán en todos los sentidos, tanto arquitectónico como de recuperación de la tradición popular y de ensalzamiento de los valores nacionales. En el Palau se cumple la aspiración wagneriana que tanto perseguían los modernistas de integración de todas las artes: las escénicas –música, teatro, poesía, etc. – y las artes aplicadas.
El Palacio es la sede del Orfeó Català, entidad dinamizadora de la música en Barcelona desde el año 1891, que lo encargó a Domènech i Montaner. También es muy conocido por la gran actividad musical de su sala de audiciones, de gran calidad acústica.
El Palau se construyó sobre un solar muy irregular. Aunque luchó contra este impedimento y contra la estrechez de las calles en las que se ubicaba, Domènech lo concibió como una gran caja de música con cristales, cuyas divisiones internas fueran muy flexibles y poco imprescindibles.
La riqueza decorativa del edificio es proverbial, gira casi enteramente sobre temas florales, abundosamente en vitral, una especialidad en la que se cuenta con una pieza estrella de Antoni Rigalt: la cúpula invertida de la gran sala en diferentes tonos de amarillo en el centro y de azul alrededor, además de todas las cristaleras laterales.
En escultura, hay piezas de los mejores escultores de la época, como los magníficos caballos de Pau Gargallo y los grupos del proscenio, el arco que simboliza la música clásica y la música popular; el coro de las musas del escenario, mitad escultura mitad mosaico de tipo romano sobre un fondo de trencadís de color teja, representativas de las músicas nacionales, de Eusebi Arnau, o el conjunto de Miquel Blay dedicado a la canción popular, en el chaflán exterior del edificio.
Los mosaicos también son una característica a tener en cuenta, tanto en el interior como el exterior, obra de Lluís Bru. Ya en la entrada, recubren la doble hilada de columnas en dos profundidades y la taquilla. En el registro superior de la fachada principal figura una importante composición figurativa en mosaico que representa un gran coro mixto cantando bajo el estandarte del Orfeó Català. Bajo esta composición, los bustos de los compositores más conocidos de la historia de la música coronan los elementos de contrafuerte que descargan el peso de los forjados interiores.
El diseño modernista aparece en otros muchos elementos, como la cerámica, que en múltiples formas y diseños recubre techos, suelos de pavimento hidráulico, forma capiteles y basamentos de balaustres de escalera, y un largo etcétera de aplicaciones diversas.
Otras piezas importantes de diseño son las lámparas, desde guirnaldas alrededor de las columnas en el primer rellano de la escalinata hasta las grandes elaboraciones al pie de la escalera o bajo los mosaicos de plumas de pavo real de la sala grande. Otras piezas más anecdóticas son las mesas de mármol y patas de hierro del café.
En 1983, el arquitecto Òscar Tusquets emprendió una reforma que incorporó un nuevo acceso al patio medial y potenció el foyer para adecuar el edificio a los usos culturales más contemporáneos.
Horario:
Todos los días de 10 a 15 h (visitas cada hora).
Los horarios de visitas podrán tener variaciones o anulaciones según la disponibilidad de la Sala de Conciertos
Tel.: 902 475 485
www.palaumusica.cat
visites@palaumusica.cat
Passeig de Gràcia, 35
Com llegar: Metro L3 Passeig de Gràcia
El edificio, concebido como una vivienda particular, ha acogido en épocas anteriores la Oficina de Turismo del Ayuntamiento y el Centro de información del Modernismo. Actualmente se encuentra cerrado al público.
Es el típico ejemplo del estilo floral domenequiano, y de plenitud del movimiento modernista, aunque la fachada fue brutalmente mutilada en una reforma de los bajos comerciales en la que se retiraron las magníficas esculturas de Eusebi Arnau, similares a las de la casa Solà-Morales de Olot. Las columnas rosadas y el templete que coronaba el chaflán, en cambio, volvieron a colocarse en su lugar años más tarde.
La Casa Lleó i Morera se encuentra en la “Mansana de la Discordia”, con la Casa Amatller de Puig i Cadafalch y la Casa Batlló de Antoni Gaudi i Cornet. Recibió un premio del Ayuntamiento de Barcelona en 1905. Es un ejemplo de las casas de Domènech en las que la esquina tiene un papel principal, rematado por la importancia de los balcones, especialmente la del principal, que va subiendo por balcones más pequeños hasta la torre o cupulino que corona el edificio.
Uno de los rasgos más curiosos de los trabajos escultóricos de la fachada son, además de los balcones redondos, en el segundo piso, las figuras femeninas que sostienen los inventos tecnológicamente más avanzados en la época, como la dama que sostiene una cámara de tomar fotos, la de la bombilla, la del gramófono, o la del teléfono.
La decoración interior de la planta principal -que por las fotografías de época vemos que era prima hermana de la de la Casa Navàs de Reus, con muebles de marquetería y textiles de Gaspar Homar- ha desaparecido desgraciadamente, pero quedan los mosaicos, los parquets y los relieves escultóricos en los dinteles de las puertas- de Miquel Blay-que narran la fábula de la mala nodriza (se dice que mientras Domènech construía la casa los propietarios perdieron a un recién nacido). Los moldes en yeso de este episodio narrativo también pueden contemplarse en la Casa museo de Canet de Mar.
Además de los relieves de la citada historia, son muy conocidas las vidrieras de temas de gallos de la rotonda del comedor que da al patio interior.
Actualmente se encuentra cerrado al público.
Calle Aragó, 255
Cómo llegar:
BUS: líneas 7, 22, 24, 39, 47, 63, 67, B24, H10, V15 y V17
METRO: Parada Passeig de Gràcia L2, L3 y L4.
Además de exposiciones temporales de arte contemporáneo, en la Fundación Antoni Tàpies encontraréis muestras de la colección permanente del museo, con obra del artista Antoni Tàpies, además de un fondo documental sobre arte de culturas no occidentales, en la Biblioteca de la institución.
El edificio de la Editorial Montaner y Simón, considerado pre modernista, es el proyecto más antiguo de los que Domènech i Montaner realizó en la ciudad de Barcelona. Algunos edificios suyos construidos con anterioridad no se conservan. Y otros ambiciosos proyectos, como el de las lnstituciones Provinciales de lnstrucción Pública, nunca se llegaron a hacer realidad.
En la fachada de este edificio de Domènech i Montaner, sobre el cual luce una escultura de Antoni Tàpies titulada Nube y silla, dos siglos de arte se reencuentran. La mezcla de estilos puede resultarle sorprendente al espectador. La intención de Lluís Domènech i Montaner, al diseñar esta fachada, fue también muy sorprendente y antiacadémica. Fue todo un manifiesto revolucionario, construido en ladrillo y decorado con hierro forjado y cerámica, que incorpora referencias al estilo gótico y a la heráldica combinados con símbolos que entonces eran progresistas, como engranajes dentados y estrellas de cinco puntas. Son las primeras muestras del lenguaje personal del arquitecto, que conecta con la manera innovadora de ver las cosas de finales del siglo XIX y que irá consolidándose a medida que avanza su carrera. El estilo de la construcción se considera pre modernista con mucho de mudejarismo –a veces a este estilo se le llama Renaixença– porque se encuentra lejos de la plenitud del movimiento modernista, alcanzada veinte años más tarde, y porque todavía no incorpora los tópicos de temas naturalistas y la riqueza decorativa posterior. Pese a ello, se considera que Domènech fue uno de los pioneros, quizás incluso un precursor, del famoso coup de fouet, la forma más característica del Modernismo a escala internacional, porque en el edificio de la Editorial Montaner y Simón ya aparece en las ventanas a pie de calle.
La Editorial Montaner y Simón llegó a ser la mejor imprenta de Barcelona, con maquinaria ultramoderna, propiedad de un primo hermano de Domènech para quien también realizó muchos diseños gráficos para cubiertas de libros de lujo, actualmente piezas de coleccionista. Este pariente del arquitecto le encargaría además el edificio de su vivienda, el Palacio Montaner (actualmente sede de la Delegación del Gobierno en Barcelona) y el Castell de Santa Florentina de Canet. La ubicación del edificio de la editorial, en el Eixample, la parte más nueva de Barcelona, y además en la calle Aragó, por donde pasaba el tren, era idónea para el palacete industrial que se quería construir.
El proyecto, pues, fue concebido para un uso industrial, por eso se utilizaron materiales como el ladrillo –muy reivindicado como material tradicional catalán– y pilares o columnas de hierro fundido que, hasta entonces, en Barcelona solo se usaban en mercados y estaciones, y que estructuran el espacio en grandes zonas. El interior se iluminó con claraboyas. La luz cenital continúa dando a los interiores una claridad difusa muy interesante.
El edificio acoge actualmente la Fundación Antoni Tàpies
Horario:
De martes a sábado, de 10 a 19 h. Domingos, de 10 a 15 h. Lunes cerrado
Tel.: 93 487 03 15
www.fundaciotapies.org
Calle de Girona, 1 13
Com llegar: Metro L5 i L4 Verdaguer
El edificio, de viviendas particulares, sólo se puede contemplar desde el exterior
La Casa Lamadrid es la única obra de Domènech i Montaner en el Ensanche de Barcelona que sigue la tipología característica de este barrio, es decir: edificio entre paredes medianeras, con fachada a la calle y patio posterior dentro de la manzana de casas. El solar era bastante pequeño, y Domènech proyectó una fachada sencilla, con tres balcones en cada uno de los cinco pisos, y los del primer piso resaltados por medio de una profusión de esculturas florales en piedra. En la planta baja, cuatro grandes columnas lucen unos capiteles igualmente ornamentados. Encima de todo, el coronamiento también contiene decoración vegetal y un escudo central con la fecha en estilo gótico.
Calle de Mallorca, 293
Cómo llegar: Metro L5 y L4 Verdaguer
Josep Thomas fue el fundador de Tipografía Thomas, una empresa que se dedicaba a la edición, la impresión y el fotograbado, y que llegó a ser una de las imprentas más conocidas del país. Con el negocio consolidado, Thomas decidió trasladar la actividad empresarial a una nueva sede, cuyo proyecto encargó a Lluís Domènech i Montaner. Domènech planteó un edificio con planta baja y sótano para ubicar el negocio y un piso superior destinado a vivienda para la familia. De la Casa Thomas destaca el gran arco escarzano sin particiones, que permite la entrada de luz tanto a la planta baja como al sótano.
La fachada estaba compuesta por un cuerpo central con un gran ventanal que ocupaba casi la altura de una planta, una galería en el primer piso y una crestería que coronaba el edificio. El cuerpo visible desde el nivel de la calle, de planta baja y primer piso, producía un efecto de achatamiento debido al gran tamaño del ventanal. Domènech compensó este efecto proyectando dos cuerpos simétricos a cada lado, más elevados y coronados por detalles escultóricos de piedra combinados con elementos de forja.
En la planta baja de esos dos cuerpos, situó dos entradas, que conducían a la imprenta y al piso familiar.
El paramento de la fachada está trabajado con piedra de Montjuïc, incluida la baranda corrida del primer piso, que muestra representaciones de girasoles encadenados. Domènech abre la logia del primer piso con columnas jónicas con fustes estriados y elementos zoomorfos, vegetales y florales que las rodean. Combinó el trabajo de piedra de la fachada con la cerámica esmaltada y con botones cerámicos en relieve decorados con la técnica del reflejo metálico.
La entrada de la escalera que conduce al piso principal está revestida con el mismo tipo de cerámica y destacan la barandilla y los relieves escultóricos de piedra con figuras zoomorfas.
En 1912, los hijos de Josep Thomas decidieron ampliar el edificio levantando otras tres plantas. Francesc Guàrdia i Vial, encargado del proyecto de reforma, construyó los nuevos niveles manteniendo el estilo domenequiano y trasladando la crestería escultórica a la parte superior, respetando así la obra original de Domènech.
La planta baja acoge actualmente la tienda de muebles Cubiñá, y está abierta al público en horario comercial.
La ruta “El Modernismo burgués de Domènech i Montaner en el Eixample Dret”, que organiza el Centro de Estudios Domènech i Montaner, incluye una breve visita a la casa.
www.cedim.cat
Calle de Mallorca, 278
Com llegar: Metro L3 i L5 Diagonal. Metro L5 i L4 Verdaguer
Domènech i Montaner construyó el Palau Montaner bajo el mecenazgo de Ramon Montaner, cliente, amigo y primo hermano, que su padre había acogido como un hijo, y que con el negocio editorial había amasado una gran fortuna, suficiente como para financiar edificios como el de la editorial Montaner y Simón, el Palau Montaner y el imponente Castell de Santa Florentina, en Canet de Mar.
El estilo de Domènech i Montaner es mucho más evidente en la decoración interior del Palau Montaner, donde trabajó con sus colaboradores habituales -el vidriero Rigalt, el escultor Arnau y el ebanista Homar- que en los exteriores del edificio, que el arquitecto asumió cuando ya hacía dos años que duraban las obras. Domènech i Montaner se hizo cargo de las obras del Palau Montaner cuando ya estaba empezado el proyecto de 1889 de Domènech i Estapà, un arquitecto ecléctico del momento -que sin estilo definido, hacía revivals historicistas y que dejó las obras por desavenencias con el propietario.
Mientras que la parte del primer arquitecto se caracteriza por una gran simplicidad, la intervención de Domènech i Montaner concentra en el segundo piso exterior una profusa decoración cerámica y escultórica, y en el interior un recargado programa decorativo en el hall de entrada con escalinata y pasillo en voladizo en el primer piso, que en su día presentaba, además de las esculturas y la vidriera -resulta espectacular la gran claraboya del techo-, una gran ornamentación a base de tapices y textiles. Todos estos elementos decorativos fueron colocados, después de la venta del palacio, en el Castell de Santa Florentina de Canet de Mar, muy especialmente en la sala del trono, donde todavía se pueden contemplar. La espectacular decoración en dos niveles del hall, al estilo de la sala principal de un castillo, recuerda por la riqueza del trabajo de carpintería, las policromías y el barroquismo general, a los trabajos del Seminario Pontificio de Comillas.
El edificio acoge desde 1980 la Delegación del Gobierno de Madrid en Barcelona
Se puede visitar mediante el Centre d’Estudis Lluís Domènech i Montaner
www.cedim.cat
Passeig de Gràcia, 132
Com llegar: Metro L3 i L5 Diagonal
La Casa Fuster constituye un resumen de las experiencias urbanas anteriores de Domènech i Montaner, que necesitó la colaboración de su hijo Pere para terminar esta obra.
El edificio, en los Jardinets de Gràcia, cumple la función de salvar la diferencia de anchura entre el paseo de Gràcia y la calle Gran de Gràcia. Por eso su imagen es importante dentro del conjunto urbanístico. Como ya es común en todos los edificios urbanos de viviendas de Domènech, el chaflán toma un gran protagonismo, con un cuerpo cilíndrico que forma tribunas, que en este caso existen en todas las plantas. Cuando este tubo llega al suelo se sostiene sobre una ménsula en la que Domènech hizo esculpir nidos de golondrinas, una divertida alusión a las anécdotas cotidianas de la ciudad. El último piso tiene una buhardilla de tipo europeo, que hasta entonces Domènech no había utilizado. En ellas se echa de menos el cupulino o torre que corona todas las fachadas en chaflán de Domènech y que sí consta en todos los dibujos alzados del proyecto de la Casa Fuster. En este caso, la torre era similar a la del pabellón de acceso, el de administración, con aguja y reloj del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, e iba acompañada de tres piñones como coronamientos de las fachadas, En las columnas de la planta baja, de piedra rosada, como siempre, el arquitecto luce una gran variedad de capiteles, uno de los cuales, muy sobrio y geométrico, suele tomarse como un ejemplo de la progresiva contención del recargo decorativo modernista. Por otro lado, el repertorio sigue siendo el típico del arquitecto con elementos goticistas, como las ventanas trilobuladas y la ornamentación floral.
Actualmente es la sede del Hotel Casa Fuster 5*GL. En la planta baja se encuentra el Café Vienès, de acceso libre.
Tel.: 932 553 000
www.hotelescenter.es/casafuster
Calle de Sant Antoni M. Claret, 167-171
Cómo llegar: Metro L5 Sant Pau|Dos de Maig
El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau es considerado como monumento historicoartístico desde 1978. Se lo considera el monumento modernista más importante de Europa. Los edificios catalogados que incluye son los siguientes: acceso, administración, antigua farmacia, casa de convalecencia, cocinas, convento de monjas y pabellones de cirugía, de la Assumpció, de la Mare de Déu del Carme, de la Puríssima, de Sant Frederic, de Sant Jordi, de Sant Leopold, de Sant Manel, de Sant Salvador, de Santa Apol·lònia, de Santa Victòria, de la Mare de Déu de Montserrat y de Sant Rafael.
El Hospital de Sant Pau es la obra de más envergadura urbana de Lluís Domènech i Montaner, tanto por sus dimensiones (13,5 ha en el Eixample Cerdà) como por su modernidad en el momento en que se construyó.
El pabellón de administración, con su alta aguja y un reloj, marca la entrada al recinto del Hospital de Sant Pau y es el punto de referencia del conjunto, cuya visión, desde lo más alto, resulta impresionante. En las escalinatas de acceso un busto recuerda al mecenas que hizo posible el proyecto: Pau Gil i Serra, un banquero catalán establecido en París que quería importar a Cataluña el sistema de hospitales-jardín, también dicho à village, que se estilaba en Francia. Con su legado se financiaron las obras que proyectó Domènech i Montaner el 1901 y que su hijo, Pere Domènech y Roura, continuó desde el 1912 hasta el 1930
El conjunto hospitalario proyectado constaba de 48 pabellones dispuestos en una trama urbanística de ciudad-jardín, con calles de 30 metros de anchura y dos avenidas de 50 metros que actuaban como ejes. Gracias a su formación complementaria como ingeniero, Domènech también proyectó àvant la lettre el sistema de túneles que recorre el subsuelo del Hospital, estableciendo una red viaria subterránea que intercomunica los edificios más aislados, gracias a la que los enfermos no tienen que salir a la calle si llueve o hace frío.
Junto con el Palau de la Música, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau es la gran obra de plenitud modernista de Domènech i Montaner, donde se encuentran resumidas todas las esencias de su arte y de su pensamiento, plasmado en sus muchos artículos y libros. El lenguaje arquitectónico y simbólico es una síntesis de todo lo que había hecho anteriormente, y como en el Palau de la Música, representa la integración de las artes decorativas al servicio de una arquitectura nacional, que representa a Cataluña como pueblo, con alegorias a su pasado histórico y representaciones de sus señales de identidad.
El conjunto del hospital-jardín proyectado quería ser un canto a la vida para animar a la recuperación de los enfermos, y la plástica de los materiales empleados quería comunicar un gran optimismo. La riqueza de materiales ornamentales utilizados es exuberante: hierro, piedra y cerámica. El material de construcción dominante es el ladrillo –reivindicado por los modernistas como un material catalán tradicional– combinado con teja árabe de colores, un elemento tradicional también histórico, en los tejados y con escamas de cerámica vidriada en los cupulinos y las rotondas. Entre las esculturas, destacan los ángeles de Pau Gargallo, y entre los pabellones, el de acceso, con la gran escalera y los techos, de reminiscencias islámicas, y el salón de actos, con una doble altura marcada por una balconada, cuya barandilla la conforman las letras góticas del avemaría.
El recinto del hospital también contiene intervenciones posteriores a Domènech i Montaner y su hijo. Destacan el pabellón de tuberculosos del 1936, de Damià Rivas, el de la Fundación Puigvert (1961) y la rehabilitación del pabellón de la Mercè (1979-1980). La actual conservación del conjunto es bastante deficiente y en algunas rehabilitaciones no se ha respetado el proyecto original.
Horario:
De noviembre a marzo: de lunes a domingo, incluidos festivos: de 10 a 17 h.
De abril a octubre: de lunes a domingo, incluidos festivos: de 10 a 18.30 h.
Cerrado el 25 de diciembre
Último acceso 30 min antes del cierre.
www.santpaubarcelona.org